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sábado, 30 de agosto de 2014

Equilibrio en los mecanismos corporales "SALES DE SCHÜSSLER"

EFICACIA TERAPÉUTICA DE LAS SALES DE SCHÜSSLER

Las Sales de Schüssler son doce sales minerales
que se hallan en el organismo humano
-en mayor o menor medida-
y son imprescindibles para su correcto funcionamiento
por lo que la carencia de una o varias de ellas puede propiciar
la aparición de una serie de disfunciones y trastornos
que acaben provocando algunas de las llamadas enfermedades.

De ahí que a propuesta del médico alemán Wilhelm Heinrich Schüssler
hoy se utilicen terapéuticamente de forma homeopática
para armonizar el metabolismo
y estimular su capacidad autocurativa
logrando cada una de ellas
la mejora de funciones metabólicas específicas.

LA SAL ADECUADA
¿CÓMO Y CUÁNDO PUEDEN AYUDARNOS LAS SALES?

Debemos tener presente que las Sales de Schüssler
NO proporcionan al cuerpo los minerales que necesita,
sino que
Ayudan al organismo a compensar alteraciones
en la distribución y absorción de los minerales.

Por ejemplo,
el dolor provocado por calambres en los músculos intestinales
puede darse en alguien que se alimente adecuadamente
y que reciba suficiente magnesio.
Entonces,¿por qué sufre calambres?
Schüssler llamó a este fenómeno “trastorno de la distribución molecular”.
Esto quiere decir que los iones de magnesio del cuerpo
no están disponibles cuando se los necesita,
es decir,
la sal pertinente no está en el lugar adecuado en el momento adecuado”.

Es en este punto cuando la Sal de Schüssler Magnesium phosphoricum
ayuda ya que soluciona el trastorno de la distribución de los iones,
de forma que las partículas de magnesio
alcanzan las células musculares y consiguen calmar el dolor
provocado por los calambres.


Presentamos LAS 12 SALES DE SCHÜSSLER
Nr. 1. Calcium fluoratum.
Ayuda en los problemas de piel, uñas y huesos.

Nr. 2. Calcium phosphoricum.
Ayuda a la cicatrización, curación y el crecimiento.

Nr. 3. Ferrum phosphoricum.
Inflamaciones y lesiones.

Nr. 4. Kalium chloratum.
Eficaz para las membranas mucosas.

Nr. 5. Kalium phosphoricum.
Fortalece los músculos y nervios.

Nr. 6. Kalium sulfuricum.
Inflamaciones crónicas y problemas cutáneos.

Nr. 7 Magnesium phosphoricum.
Dolores y calambres.

Nr. 8. Natrium chloratum.
Regula el metabolismo líquido.

Nr. 9. Natrium phosphoricum.
Estabiliza el metabolismo.

Nr. 10. Natrium sulfuricum.
Ayuda a la desintoxicación y la excreción.

Nr. 11. Silicea.
Refuerza tendones, cartílagos y huesos.

Nr. 12. Calcium sulfuricum.
Drena el líquido infectado / flujo de pus.


Con la ventaja de que no hay peligro de excederse en la dosis
ya que el cuerpo sólo aprovecha lo que necesita y el resto lo expulsa.
 No hay pues efectos secundarios iatrogénicos
y no se conocen contraindicaciones.
Se trata, en suma, de un remedio centenario,
natural, de utilidad contrastada y completamente inocuo
que se puede utilizar como preventivo
o como complemento de cualquier otra terapia o tratamiento.


SCHÜSSLER, UN PIONERO DE LA MEDICINA

Corría la segunda mitad del siglo XIX
cuando el “padre” de la Homeopatía, el Dr. Samuel Hahnemann,
descubrió experimentalmente la utilidad de las llamadas sales inorgánicas
para la recuperación de la salud;
sin embargo, no llegó a precisar su empleo terapéutico.

Por eso años más tarde retomaría esas investigaciones completándolas
el doctor Wilhelm Heinrich Schüssler
y de ahí que lleven su nombre.

Es más, a él se atribuye el desarrollo de lo que en la actualidad
se conoce como Bioquímica,
es decir, la ciencia que estudia la composición y estructura química
de los seres vivos y la dinámica de sus procesos metabólicos.

Hoy, además de tenerle por un pionero,
 muchos profesionales de la salud le consideran
un revolucionario de la Medicina de su tiempo
ya que consiguió dar con un nuevo método
 de prevención y tratamiento de las enfermedades que,
basándose en los principios propios de la Homeopatía,
 limitó a sólo 12 los más de 1.000 remedios que la misma utiliza.

En cuanto a su método de estudio
cabe explicar que el doctor alemán se basó en el análisis pormenorizado
de las cenizas en que quedan convertidos los distintos tejidos humanos
 tras su incineración constatando así
que todos ellos están básicamente compuestos por
12 sales inorgánicas esenciales para las células
 y además que cada tejido del cuerpo tiene una base mineral diferente.

Concluyendo,
como resultado de sus investigaciones,
 que si los tejidos no reciben la cantidad adecuada
de cada una de esas sales
se desequilibra el metabolismo celular
 provocando la aparición de muy diversas dolencias.
Coligiendo luego, mediante experiencia clínica,
que dichas dolencias desaparecen
cuando los tejidos reciben de nuevo las sales requeridas
en cantidades muy pequeñas.

Para Schüssler
explica Günther Heepen, médico, psicoterapeuta
y presidente de la Sociedad Bioquímica Alemana-
si se mantiene una adecuada nutrición
la actividad celular será normal
y no habrá enfermedad.

Y para nutrirse las células humanas
necesitan compuestos orgánicos complejos
y las sustancias inorgánicas o minerales que él determinó.

Es decir, la deficiencia de una sal mineral
 impide que las células asimilen y utilicen los compuestos orgánicos
 y, por tanto, desde esta concepción,
 los déficits de sales inorgánicas son la causa última de la enfermedad.
Por lo que mediante el aporte de esas sales minerales
puede restablecerse la nutrición y el metabolismo celulares
y, con ello, la salud”.

Así lo dejó escrito el propio Schüssler
 cuando en 1874 dio a conocer los principios de su terapéutica
 –basada en los postulados homeopáticos sobre asimilación y similitud de sustancias-
 a través de la obra
Una terapéutica abreviada fundamentada
en la histología y la patología celular.

En ella puede leerse que
:“…si en el curso de una enfermedad
se retrasa la curación espontánea
se deben entonces administrar
las sales minerales adecuadas, en forma molecular.
Estas moléculas pasan a la sangre a través de la mucosa bucal
y desencadenan en el foco de la enfermedad
un vivo movimiento molecular;
es decir,
se pone en marcha de nuevo el intercambio de sustancias
entre las células sanas y las enfermas
lo que hace que se produzca la curación”.

En suma,
cada sal inorgánica actúa
como agente funcional fisiológico del organismo
pues su aporte faculta a las células
para aumentar su capacidad de absorción de las sales
contenidas en los alimentos
y así, restablecido el equilibrio molecular,
devolver al organismo la salud.

Con la ventaja añadida de que la afinidad de cada tejido
con una sal determinada
permite que ésta llegue directamente
al órgano, hueso, músculo, etc.,
que se encuentra debilitado por su carencia.

En resumen, para Schüssler
cualquier expresión fisiológica
 -incluidas las facultades intelectuales y las motivaciones psíquicas o emocionales-
 está íntimamente relacionada
con los cambios químicos que se producen fuera y dentro de las células,
y se debe a la carencia de una o varias de estas sales.
De ahí que los profesionales de la salud
que aplican el método del médico alemán
 recomienden suplementar la dieta con una o varias de estas sales
para suplir carencias concretas de la persona y, además,
 desencadenar una serie de reacciones en su organismo
que le acaben devolviendo al estado de equilibrio interno
y, por tanto, de salud.


LAS 12 SALES DE SCHÜSSLER
Como decimos, el doctor Schüssler
centró su terapéutica en las 12 sales minerales
que componen la sangre y los tejidos humanos
estableciendo de cada una de ellas una clínica
y unas indicaciones que más de un siglo después
siguen sorprendiendo por su exactitud.

Y es que el repertorio bioquímico
de este investigador alemán proporciona
según los cada vez más profesionales de la salud
que retoman sus postulados-
grandes y muy diversas posibilidades terapéuticas
para prevenir y tratar numerosas dolencias
de forma completamente natural y sin riesgo de ningún tipo.

¿Y cuáles son esas doce sales
tan necesarias y beneficiosas para el organismo?

Pues las que enumeramos a continuación
aunque ya advertimos que por cuestión de espacio
sólo hacemos una breve reseña
de las propiedades e indicaciones más importantes
de cada una remitiendo a los lectores interesados en ampliar los datos
a los numerosos documentos publicados sobre ellas:

Natrium muriaticum, Natrum muriatica o Cloruro de sodio
Es la sal sódica más importante
pues es absolutamente vital
para el buen funcionamiento de músculos y nervios
además de estar presente en
 huesos, tejidos cartilaginosos, estómago y riñón.

Es imprescindible en
el metabolismo hídrico de las células,
la presión osmótica
y el equilibrio ácido-base
e interviene en la excitabilidad nerviosa,
 en la neoformación celular,
en la hematopoyesis
(es decir, en la formación o producción de elementos celulares de la sangre),
en la producción de jugos gástricos
y en la estimulación del metabolismo de la piel y las mucosas.

 Está especialmente indicada en casos de
abatimiento,
 acné,
 adelgazamiento,
alergias,
amigdalitis,
anemia,
anorexia,
artritis,
artrosis,
asma,
astenia,
atonía intestinal,
blefaritis,
caída del cabello,
cálculos renales,
cáncer de boca,
caspa,
catarro gastrointestinal con diarrea acuosa,
catarro mucoso con secreción serosa,
cefaleas,
depresión,
deshidratación,
difteria,
 dispepsia ácida,
dolor de cabeza menstrual,
dolor reumático,
eczema,
 edemas,
encías sangrantes,
enfermedades de la piel,
entumecimiento de las extremidades,
erupciones exudativas en piel,
estreñimiento,
excitabilidad nerviosa,
falta de concentración,
fatiga mental,
fiebre,
gastroenteritis aguda,
gonorrea, halitosis,
hemorroides,
hernia de hiato,
 herpes recidivante,
hipertensión,
hongos,
hipo,
hipoacidez,
impotencia,
insolación,
insomnio,
lagrimeo,
laringitis,
lipotimia,
padrastros,
palpitaciones,
paperas,
pérdida de memoria,
pérdida de peso,
prurito vaginal,
pulso débil,
rinitis crónica,
rinofaringitis,
seborrea,
sed constante,
sequedad de la piel,
sinusitis
y verrugas, entre otras dolencias.

Natrum phosphoricum, Natrum phosphoricao Fosfato de sodio
Localizada en
las células nerviosas,
los músculos,
los hematíes
y el tejido conectivo
ayuda a eliminar el ácido úrico,
participa en el metabolismo del ácido láctico,
neutraliza la acidez del organismo,
 resulta un buen remedio para las inflamaciones de las mucosas
(en general disminuye la tendencia a la inflamación),
 neutraliza los efectos tóxicos de los radicales libres,
 evita la descalcificación
 y tiene una suave acción purgante además de purificar la sangre.

Su carencia puede provocar trastornos digestivos
-entre otros problemas-
y se recomienda su uso en casos de acidez estomacal,
aftas,
agujetas
y acúmulo de ácido láctico en los músculos,
ardor de estómago,
artritis con acumulaciones ácidas,
cálculos renales,
catarro nasofaríngeo,
cólicos gástricos e intestinales,
conjuntivitis,
deseo sexual extinguido,
deshidratación,
diabetes,
diarrea fermentativa,
digestiones difíciles,
dolor abdominal o de espalda,
eructos acompañados de acidez,
espasmos causados por acidez estomacal,
 estados febriles con una transpiración de olor ácida,
esterilidad,
exceso de ácido láctico,
faringitis,
fiebre,
flatulencia,
gastritis,
gota,
gusto ácido,
 hernia de hiato,
 hiperacidez,
hiperuricemia,
hongos,
lumbago,
náuseas,
parásitos intestinales,
reflujo ácido,
reumatismo,
sueño intranquilo,
trastornos renales y biliares,
trastornos del metabolismo de las grasas y vómitos.

Natrium sulphuricum, Natrum sulphuricao Sulfato de sodio
Localizada en los líquidos intersticiales
 esta sal de efecto descongestivo y detoxificante del organismo
 en general es un eficaz activador
 del flujo biliar y de la función hepática.

Se encarga de eliminar el exceso de líquidos del cuerpo.
De ahí que sea la sal bioquímica de elección en dolencias
que afecten a los órganos de excreción y de drenaje
(hígado, vesícula biliar, riñón, vejiga, etc.)
y que se la recomiende en casos de
asma,
bronquitis crónica,
colecistitis,
congestión hepática,
congestión pulmonar pasiva,
conmoción cerebral,
diarrea,
edemas,
erupciones cutáneas,
 fiebre intermitente,
hemofilia,
hepatopatías,
heridas,
infección exudativa gripal con edema y congestión,
inflamación de las vías biliares,
inflamaciones e infecciones de los dedos cerca de la uña,
micción involuntaria,
molestias reumáticas con hidrartrosis,
paludismo,
psicosis,
 sarpullidos,
trastornos hepáticos y biliares,
tumores benignos en el ano,
 úlceras exudativas de las piernas,
uretritis crónica,
verrugas
y vómitos biliosos.

Kalium muriaticum, Kali muriaticao Cloruro de potasio
Forma parte de todas las células.
Posee efectos específicos sobre
la excitabilidad nerviosa y muscular
 ocasionando su déficit
graves alteraciones de la musculatura lisa y estriada
además de catarro, congestión bronquial y reumatismo articular.

Actúa como activador metabólico
e interviene en la síntesis proteica,
especialmente de fibrina
que sirve de unión y soporte de todas las partes del cuerpo,
en especial de las articulaciones.

Está indicada en la segunda fase
de los procesos inflamatorios
y es el remedio de elección
en caso de lesiones de la piel o de las mucosas.

Además regula los mecanismos
de eliminación del agua del organismo,
se encarga del funcionamiento de músculos y nervios,
y participa en la secreción de ácido en el estómago.

Asimismo, como interviene en los procesos de asimilación
su carencia puede provocar
desnutrición,
pérdida de peso
y dificultades en el aprendizaje
y la comprensión intelectual.
Las principales indicaciones de esta sal son
acné,
abscesos,
amigdalitis,
ampollas,
aftas,
 blefaroconjuntivitis,
bronquitis,
caída del cabello,
cáncer de la boca,
caspa,
cataratas,
cefaleas,
cistitis,
diarreas,
difteria,
edemas articulares,
efectos secundarios de las vacunas,
eructos, escarlatina
y fiebres eruptivas,
estomatitis,
estreñimiento,
faringitis,
fiebre puerperal,
fiebre reumática,
flatulencia,
forúnculos,
fotofobia,
hemorroides sangrantes,
hepatopatías,
hinchazones glandulares,
indigestiones,
inflamaciones de la garganta, nariz y oídos,
juanetes,
laringitis,
lupus,
meningitis,
náuseas,
neumonía,
paperas,
pleuritis fibrinosa,
problemas respiratorios,
pulmonías,
quemaduras,
resfriado con obstrucción nasal,
reumatismo,
rinitis aguda y crónica,
secreciones con pus,
sinusitis,
sueño intranquilo,
tendovaginitis
y verrugas, por mencionar sólo algunas.

Kalium phosphoricum, Kali phosphoricao Fosfato de potasio
Es importante para las células
hemáticas, musculares y nerviosas
en las cuales su déficit produce una marcada
hipofunción acompañada de trastornos psíquicos
y pérdida de memoria.

Esta sustancia es la encargada
de que la actividad nerviosa y muscular
funcione correctamente.

Además distribuye los iones de potasio en el organismo
y previene la degeneración y atrofia celulares.

 En cuanto a sus indicaciones,
se recomienda para casos de
agotamiento psicofísico,
amenaza de aborto,
amigdalitis,
anemia,
angina de pecho,
anorexia,
ansiedad,
apatía,
asma,
atrofia muscular progresiva,
calambres,
cáncer de boca,
cardiopatías,
ciática,
convulsiones,
debilidad corporal y psíquica,
demencia senil, depresión,
diabetes, diarreas
dispepsia,
 dolor de los dientes,
dolor muscular,
encías sangrantes,
enterocolitis,
enuresis,
esclerosis múltiple,
estados infecciosos e inflamatorios con secreción fétida,
estomatitis,
estrés,
fiebre tifoidea,
halitosis,
hemiplejía,
hemorragias,
hernia de hiato,
herpes simple y zoster,
hipotensión,
impotencia sexual,
incontinencia urinaria,
insomnio,
jaquecas nerviosas,
lumbalgias,
nerviosismo,
neurastenia,
oídos sensibles,
otitis, paraplejía,
 paresias,
pérdida de memoria,
pulso débil,
sonambulismo,
tics nerviosos,
úlcera estomacal,
vértigo y zumbido de oídos,
ntre otros.

Kalium sulphuricum, Kali sulphuricao Sulfato de potasio
Forma parte de la epidermis,
de las células epiteliales mucosas,
de los huesos, de los músculos
y de las uñas.

Participa en el transporte del oxígeno a las células
y de sustancias de desecho a los órganos de expulsión.

Además se considera imprescindible
en el tratamiento de patologías dermatológicas y hepáticas,
estimula los procesos de desintoxicación
y está indicada para tratar las inflamaciones
con secreciones mucopurulentas.

Es útil en casos de
acné,
angina de pecho,
asma,
bronquitis crónica,
caída del pelo,
caspa,
cataratas,
catarros purulentos crónicos,
conjuntivitis,
descamación de la epidermis,
dermatitis,
eczema,
epitelioma,
escalofríos,
escarlatina
y fiebres eruptivas,
forúnculos,
hemiplejía,
hemorroides,
hepatitis,
hiperuricemia,
indigestión,
inflamación crónica de la membrana nasal,
 inflamación de la pelvis renal,
menstruación escasa y dolorosa,
náuseas,
nefritis,
palpitaciones nocturnas,
psoriasis,
pulso débil,
reumatismo articular doloroso,
rinitis,
seborrea,
sequedad de los labios
y trastornos de las uñas.

Calcium fluoratum, Calcarea fluorica o Fluoruro de calcio
Está presente en
el esmalte dental,
los huesos,
 las células epidérmicas
y las fibras elásticas del tejido conectivo
en el que produce un efecto de sostén,
de mantenimiento de la elasticidad
y de reabsorción de endurecimientos vasculares.

Además también es necesaria para fabricar y dar consistencia
a las uñas y para que se fije el calcio en los huesos.

Actúa como regulador del grado de tensión de los tejidos
de tal forma que los ablanda si están endurecidos
-como en el caso de las cicatrices-
o los reafirma si están laxos
-como ocurre con las varices o las hemorroides-.

Esta sal está indicada en casos de
pérdida de elasticidad de los vasos sanguíneos
(hemorroides, varices, arteriosclerosis, etc.),
enfermedades óseas
y dentales (incluida la caries),
problemas articulares,
 lesiones discales,
debilidad corporal,
envejecimiento cutáneo prematuro,
endurecimiento tisular,
raquitismo,
trastornos cardiacos vasculares,
 hernias,
 cataratas, etc.,
es decir, procesos de relajamiento crónico de tejidos.

Pero además se recomienda esta sal en casos de
acné,
aneurismas,
arrugas,
 articulaciones dolorosas,
bocio,
cáncer,
cansancio,
 cicatrices problemáticas,
conjuntivitis,
crujidos articulares,
dientes que se mueven,
encías sangrantes,
esguinces,
esmalte dental deficiente,
estrías,
 exceso de capa córnea (queratina),
fatiga crónica,
fibromas,
grietas de la piel y los labios,
hemorragias nasales,
hernia discal,
inflamación nudosa de la glándula mamaria,
lengua agrietada,
lumbago,
lupus,
luxaciones,
 osteomalacia (ablandamiento de los huesos),
 osteoporosis,
pérdida de elasticidad vascular,
 pérdida de memoria y/o de capacidad intelectual,
piel dura y agrietada,
prostatitis,
psoriasis,
quistes sinoviales,
reumatismo,
sinusitis,
trastornos cardiovasculares y respiratorios,
tos con expectoración,
tumores de los huesos,
tumores glandulares,
 úlceras de la boca,
úlceras varicosas,
uñas deformadas,
verrugas endurecidas
y vómitos.

Calcium phosphoricum, Calcarea phosphorica o Fosfato de calcio
Es la sal más abundante del organismo.
Actúa sobre todos los tejidos corporales
-en los que fortalece su estructura-
además de sobre las membranas celulares
-haciéndolas más permeables al intercambio de materiales-.

Resulta imprescindible
durante las épocas de crecimiento y desarrollo
así como en casos de fracturas
porque favorece la recuperación al acelerar
el proceso de soldadura del hueso.

Tiene también acción coagulante sobre la sangre,
interviene en la formación de los glóbulos rojos,
es necesaria para un adecuado aprovechamiento del calcio
y promueve el crecimiento suministrando la base principal
para los nuevos tejidos además de ser un excelente tónico
con el que recuperarse más rápidamente tras una enfermedad aguda.

Indicada en el tratamiento de alteraciones de
 tipo nervioso,
amenorrea,
amígdalas inflamadas,
anemia,
ansiedad,
artrosis,
asma,
astenia,
ausencia de apetito,
bocio,
calambres,
cataratas,
cefaleas,
ciática,
convalecencia,
coxalgia,
debilidad de la columna vertebral,
debilidad física,
diarrea, embarazo,
enfermedades óseas y dentales,
enuresis,
esguinces,
flatulencia,
fotofobia,
fracturas óseas,
 hemorragias nasales frecuentes,
ernia abdominal,
herpes zoster,
hiposecreción ácida del estómago,
huesos pequeños y débiles,
incontinencia urinaria,
mala memoria,
nefritis,
ojos resecos e inflamados,
osteoporosis,
otitis crónica en los niños,
palpitaciones,
procesos pulmonares,
raquitismo,
retrasos en la dentición,
trastornos del sueño,
trastornos menstruales,
vegetaciones
y vértigo, entre otras dolencias.

Calcium Sulphuricum,calcarea sulphurica o sulfato de calcio
Se encuentra en la bilis y en los aminoácidos
 –principales constituyentes de las proteínas-
 y es responsable de la estimulación necesaria
para que el organismo pueda producir hormonas y enzimas.

Además activa la curación de heridas o lesiones que supuran,
se asocia a los procesos de desintoxicación del organismo,
purifica la sangre
(contribuye a eliminar de ella los corpúsculos ya gastados)
y estimula el metabolismo del tejido conjuntivo.

Tradicionalmente se considera adecuada
para tratar abscesos,
acné juvenil,
alergias de la piel,
amigdalitis,
bronquitis,
 catarros con mucosidad espesa,
cistitis,
conjuntivitis,
diarrea,
eczema e hinchazón glandular,
enfermedades del hígado,
enfermedades eruptivas,
estados catarrales crónicos con pus,
 fiebre,
fístulas en el ano,
forúnculos,
gota,
heridas que tardan en curar,
herpes zoster,
inflamación de la vejiga,
irritación labial,
otitis,
prostatitis,
quemaduras,
reumatismos localizados con infecciones focales
de la región nasofaríngea y ótica,
rinitis,
sarpullidos,
sinusitis,
 supuraciones,
trastornos pulmonares crónicos
y úlceras (incluidas las corneales).

Magnesium phosphoricum, Magnesia phosphorica o Fosfato de magnesio
Forma parte
del cerebro,
los hematíes,
 el hígado
y la tiroides,
y participa en los sistemas
óseo, muscular y nervioso.

De hecho su principal propiedad
es la de amortiguar los impulsos que los nervios envían a los músculos.
Esto significa que si hay carencia de esta sal
podremos sufrir espasmos y cólicos de órganos huecos como
por ejemplo, la vesícula biliar.

Se trata pues de una sal antiespasmódica.
Además es
analgésica,
antialergénica,
antitrombótica,
hipocolesterolemiante,
cardioprotectora
e interviene en múltiples procesos enzimáticos.

Se considera adecuada para casos de
agotamiento nervioso,
angina de pecho,
ansiedad,
asma bronquial,
ataxia locomotriz,
bostezos espasmódicos,
calambres,
caspa,
cervicalgia,
ciática,
colecistitis,
cólicos,
convulsiones,
cuadros espasmódicos acompañados de intenso dolor,
diarreas acuosas con dolor abdominal
 dismenorrea,
dispepsias,
dolor de muelas,
dolores nerviosos espasmódicos,
enuresis,
epilepsia,
esclerosis múltiple,
espasmos dolorosos,
estreñimiento,
excitabilidad neuromuscular y cardiaca,
falta de olfato,
fiebres,
flatulencia,
fotofobia,
herpes simple y zoster
, hipo,
insomnio,
 aquecas fuertes,
lagrimeo,
meteorismo,
migrañas,
neuralgias,
opresión cardiaca,
palpitación espasmódica del corazón,
Parkinson,
retención de orina,
tartamudeo,
tos convulsiva,
trastornos menstruales
y zumbido de oídos, entre otras situaciones.

Ferrum phosphoricum o Fosfato de hierro
Es la principal ayuda bioquímica de la sangre
y de los órganos hematopoyéticos.

Es imprescindible para la síntesis de hemoglobina,
de la que supone tres cuartas partes del total.
Tiene la propiedad de atraer al oxígeno
con lo que contribuye a que este gas se fije a la sangre
para que las células del organismo estén más oxigenadas.

Así, aumenta el nivel de energía de la persona
además de potenciar su sistema inmune.
Asimismo estimula la formación de glóbulos rojos,
es el remedio principal para la primera fase
 de procesos inflamatorios y febriles,
 se le considera muy importante en los procesos de
crecimiento, gestación y lactancia
es un excelente tónico general para el organismo.

Sus principales indicaciones son
alergias,
anemia,
abscesos,
afecciones de garganta,
amigdalitis,
aneurisma,
bronquitis,
bronconeumonía,
catarros nasales,
cistitis,
congestión pulmonar,
conjuntivitis,
contusiones,
dificultades de concentración,
 dolor de oídos,
enuresis,
epilepsia,
estreñimiento,
faringitis,
 fiebre,
gota,
gastritis catarral con vómitos,
hemorragias,
 heridas,
hernia abdominal,
incontinencia urinaria,
infecciones diversas,
inflamaciones agudas,
laringitis,
meningitis,
neumonía,
orina en sangre,
orzuelos,
otitis,
pérdida de apetito,
resfriados,
ronquera,
sarampión,
sequedad vaginal,
síntomas reumatoides,
sobrecarga física,
sofocos de la menopausia,
sordera,
supuración de oídos,
tics nerviosos y tos, entre otras.

Silícea u Óxido de silicio
La Sílícea forma parte de
pulmones, ganglios linfáticos y glándulas suprarrenales
pero también es componente del tejido conectivo.

De hecho es fundamental para la constitución de
la piel, las uñas, el cabello, las mucosas y los huesos
teniendo funciones importantes en estas estructuras
como son activar la formación de colágeno
(es decir, de la proteína necesaria
para el desarrollo de cartílagos, tendones, tejido conjuntivo y huesos
así como dar resistencia al cabello y a las uñas),
aumentar la capacidad de resistencia mecánica de los tejidos
e intervenir en la absorción del calcio de los alimentos
para su posterior fijación en los huesos.

Además estimula la fagocitosis frente a las infecciones
y activa la reabsorción de hematomas y derrames.
Asimismo tiene la propiedad de
 descongestionar las zonas del cuerpo bloqueadas
por sustancias de desecho
y hacer que éstas sean arrastradas
hasta la superficie corporal permitiendo así
que el organismo elimine pus en casos de procesos infecciosos.
De ahí que se la considere el remedio principal
en casos de supuración
de hecho, se ha denominado a esta sal como
 el “bisturí homeopático”-
 pero también de fístulas óseas, caries y orzuelos.

También está indicada en
abscesos,
acné,
amigdalitis frecuentes,
anemia,
 arteriosclerosis,
artrosis,
astenias física y psíquica,
ataxia locomotriz,
blefaritis,
bocio,
bronquitis crónica,
bulimia,
 caída del cabello,
cáncer,
cefalalgia,
constipación,
convulsiones,
coxalgia,
demencia senil,
dermatosis,
derrames,
desmineralización,
dientes flojos,
difteria,
dismenorrea,
efectos indeseables de la vacunación,
 enuresis,
epilepsia,
esterilidad,
exceso de apetito,
falta de atención,
fístulas en el ano,
fisura anal,
furunculosis,
gonorrea,
hematomas,
hemorroides,
hipersensibilidad al frío,
hiperuricemia,
inflamación e infección de los dedos cerca de la uña,
incontinencia de orina,
jaquecas,
lepra,
mala cicatrización,
mastoiditis,
neurastenia,
otitis aguda y crónica,
parasitosis intestinal,
pezones agrietados,
piorrea,
problemas del crecimiento,
propensión a la supuración,
prostatitis,
prurito vaginal,
quistes sebáceos,
raquitismo,
reumatismo crónico,
sinusitis,
sonambulismo,
sordera,
sífilis,
tos,
tuberculosis,
tumores mamarios,
úlceras bucales,
úlcera varicosa,
uñas quebradizas,
uretritis crónica,
varices,
vegetaciones,
vértigos
y verrugas.

¿CÓMO TOMARLAS?

El propio doctor Schüssler observó
que tomar habitualmente de forma homeopática estas sales
prevenía la manifestación de muy distintas enfermedades
y aliviaba numerosas alteraciones biológicas o dolencias.

Y estableció una serie de pautas e indicaciones que,
más de un siglo de intensa experiencia después,
siguen constituyendo una guía terapéutica de notable sencillez
cuyos remedios producen los resultados esperados
de forma natural e inocua.

Como en su momento explicó deben tomarse
al menos 15 minutos antes de las comidas o una hora después.
Y durante el tratamiento evitar la ingesta de
grasa saturada,
os estimulantes fuertes
y los alimentos fritos o muy condimentados
además de enriquecer la dieta con suficiente fruta y verdura.

Lo más frecuente es encontrar las sales
en forma de comprimidos que se deben dejar disolver en la boca
sin necesidad de agua u otro líquido.
Es importante que se dejen disolver lentamente
para que la mucosa bucal absorba mejor las sales
y lleguen lo más directamente a la sangre
evitando el tránsito por el tracto gastrointestinal.

Cuando se necesite tomar más de una sal
lo adecuado es alternarlas:
un día una, otro día otra.

Aunque como las concentraciones
en las que se emplean son infinitesimales
y no hay interacciones entre ellas
pueden tomarse las doce juntas
ya que el organismo sólo asimilará las que necesita.

Eso sí, tenga paciencia.
El tratamiento debe seguirse durante un tiempo prolongado
para recuperar el equilibrio perdido aunque,
obviamente, la rapidez con que se logre dependerá
de la gravedad e intensidad de la alteración.
En todo caso recuerde que se trata de un tratamiento
natural, efectivo y sin efectos secundarios.
Y que, lentamente, puede mejorar considerablemente su salud.
Fuente: Discovery Salud
Copiado de: http://barcelonalternativa.es

Historia
¿QUÉ ES LA BIOQUÍMICA DE SCHÜSSLER?

Muchos de nosotros hemos oído hablar alguna vez de la bioquímica,
este término fue acuñado
por el Doctor Wilhelm Heinrich Schüssler hace más de 130 años.

Schüssler adoptó el término griego “química”,
que es el estudio de los elementos,
y le añadió la palabra “bios”,que significa vida.

El término “bioquímica”
hace referencia a los procedimientos y reacciones
que se producen de manera natural en el organismo,
como la respiración, la digestión o el metabolismo.

La bioquímica también indica el tratamiento que Schüssler desarrolló
después de muchas y largas investigaciones.

La terapia se limita a doce sales minerales
que tenemos en el organismo de manera natural
y que ingerimos cada día mediante nuestra alimentación.

Schüssler descubrió que a partir de estas Sales
se podían elaborar remedios mucho más efectivos
que los puros minerales de nuestra alimentación.

Las sales minerales de Schüssler
pueden estimular o restaurar las funciones corporales,
e incluso corregir los trastornos funcionales del organismo.

Aunque Schüssler hablaba de moléculas salinas,
se ha demostrado que las sales minerales se crean
mediante la unión de metales y no metales,
que toman forma de iones y átomos cargados eléctricamente.

DE LA HOMEOPATÍA
A LA BIOQUÍMICA
Wilhelm Heinrich Schüssler nació en Bad Zwischenahn,
cerca de Oldenburg, en la región Alemana de Ammerland en 1821.
Debido a los pocos ingresos que obtenía su padre,
ayudó económicamente a su familia
trabajando como profesor de idiomas durante muchos años.


Con 31 años empezó a estudiar medicina en París
sin poseer ningún título de secundaria.
Pasado un tiempo, se trasladó a la universidad de Berlín
y se licenció en Giessen.
En Oldenburg abrió una consulta médica,
donde trataba enfermedades y ayudaba en partos.

Muy pronto se centró en la homeopatía,
con la que trató a sus pacientes durante 15 años.
El desarrollo de sus métodos y la fabricación de las Sales
estuvieron influidos por las teorías básicas
del descubridor de la homeopatía; el Dr. Samuel Hahnemann
(1755-1843),nacido en Meissen.

EL PRINCIPIO DE SIMILITUD EN HOMEOPATÍA


La homeopatía se basa en el principio de similitud.
Por ejemplo, una persona sana que toma café por la noche
puede perder el sueño
debido a su efecto estimulante en el sistema nervioso.

La persona se siente cansada,
pero la agitación de su mente la mantiene despierta.

Si una sustancia como el café
puede provocar tales molestias (síntoma),
también puede usarse, de acuerdo
con el principio de similitud de Hahnemann,
como un remedio para trastornos parecidos.

Así, si un paciente sufre insomnio o algún síntoma parecido
causado por la excitación del sistema nervioso,
se pueden utilizar los granos de café de forma diluida para su tratamiento.

A través de muchas investigaciones,
Hahnemann determinó qué tipo de síntomas
provocaban varias sustancias del reino
animal, vegetal y mineral
en la salud de las personas.

A través de este proceso llamado “prueba homeopática”,
se elabora una lista de los síntomas
según cada sustancia, que se resume en un cuadro de remedios.

Desde entonces, el número de remedios homeopáticos
ha aumentado hasta 11500.

Para hallar el remedio de una enfermedad,
el terapeuta debe comparar los síntomas del paciente
con los distintos cuadros de remedios.

En la homeopatía no hay un solo remedio para una enfermedad,
sino que el objetivo es encontrar un remedio
que ayude al paciente por igual,
es decir,
para sus síntomas, sentimientos y carácter.

Es por ello que el tratamiento homeopático
es un proceso muy complejo
que requiere mucho tiempo
y una gran experiencia por parte del homeópata.

LA POTENCIACIÓN
Para que el remedio homeopático consiga su máxima eficacia
se diluye con agua, alcohol o lactosa,
de acuerdo con un procedimiento estandarizado que desarrolló Hahnemann.

La dilución se produce en pasos de 1:10
(1 parte de la sustancia con 9 partes de diluyente: dilución decimal)
o 1:100(1 parte de la sustancia con 99 partes de diluyente: dilución centesimal).

En la disolución decimal, las letras “D”o “X”
acompañan al nombre del remedio.
Cuando se diluye por primera vez una sustancia
en una proporción de 1:10,
a esta sustancia se le llama potencia D1
la segunda dilución (D1 con 9 partes de diluyente) se le llama D2
y así sucesivamente.

LA BÚSQUEDA DE NUEVOS REMEDIOS
A finales del S.XIX, hubieron cambios y descubrimientos revolucionarios
en el campo de la medicina;.
El catedrático Rudolf Virchow (1821-1902),
patólogo del hospital Charité de Berlín,
investigó el funcionamiento de las células.
Poco después, el científico y fisiólogo holandés
Jacob Moleschott descubrió la importancia de las sales minerales
para el funcionamiento de los organismos humano y animal.


En este período, Schüssler llevaba varios años buscando
un nuevo método de tratamiento.
Quería alejarse de la infinidad
de remedios homeopáticos del momento
e idear una terapia en la que se utilizaran pocos medicamentos.
Schüssler se inspiró en una frase de Moleschott
publicada en un trabajo científico, que decía lo siguiente:

...las sustancias que permanecen
después de la combustión de los tejidos humano y animal,
llamadas cenizas,
son la base que dan forma al tejido y establecen su tipología.

No hay hueso sin fosfato cálcico,
no hay cartílago sin sal,
no hay sangre sin hierro,
no hay saliva sin cloruro potásico”.

Schüssler quería descubrir
qué sales minerales
(además de las descritas por Moleschott)
eran más habituales en el cuerpo.

Así que analizó las cenizas de los cadáveres de un crematorio
y averiguó que
en los diferentes tejidos y órganos
predominan distintas sales minerales.


En el tejido muscular encontró básicamente
fosfato de potasio y fosfato de magnesio,

en las membranas mucosas encontró
cloruro potásico (= Kalium chloratum)

y en el tejido óseo encontró
fosfato cálcico.

Para el pensamiento homeopático de Schüssler,
esto sólo fue un pequeño paso
hacia la idea de utilizar las sales de un tejido
como un remedio para enfermedades de ese mismo tejido.

Por ejemplo, las Sales que se emplean
en las enfermedades musculares
son el fosfato de potasio y el fosfato de magnesio.

ELABORACIÓN DE LOS REMEDIOS
Los trabajos de investigación que había realizado Virchow
dejaron claro a Schüssler que las Sales
debían llegar directamente a las células enfermas.

Pero, ¿cómo conseguirlo?
Sus conocimientos en homeopatía le ayudaron;
como en la elaboración de remedios homeopáticos:
mediante varias disoluciones las sustancias
se distribuyen en partículas tan finas
que consiguen entrar en el interior de las células.

Siguiendo este método,
Schüssler elaboró potencias homeopáticas
a partir de sales minerales.

Y es como se crearon las sales de Schüssler.

Schüssler realizó otro gran descubrimiento:
cuando las sales en polvo se mezclaban con agua
y el paciente se lo bebía en pequeños sorbos,
la mayor parte del medicamento
no llegaba al estómago sino que era absorbido
por las membranas mucosas de la boca.

De esta manera, se conseguía un efecto rápido.




ÉXITO
Al final Schüssler realizó sus primeras pruebas:
administró fosfato de magnesio a pacientes con calambres musculares
y en unos minutos, los síntomas desaparecieron por completo.

Fue un gran descubrimiento.
En este momento, Schüssler estaba seguro
de que su investigación iba por muy buen camino
y continuó trabajando con gran esfuerzo y entusiasmo.

El tratamiento fue un éxito rotundo,
incluso en casos donde otros tratamientos habían fracasado.

Trató a más de 1.000 niños con difteria mediante cloruro potásico,
mientras que los médicos, con sus métodos habituales,
perdían toda esperanza viendo como sus pacientes morían
a causa de esta enfermedad.

Schüssler llamó a su método
Terapia abreviada, basada en la histología y en la patología celular”.

Quería reducir al máximo el número de medicamentos
y esperaba que fuera suficiente con 12 Sales medicinales.

Durante mucho tiempo estuvo preocupado por la sal número 12
(sulfuro de calcio, Calcium sulfuricum),
hasta que decidió que no debía formar parte de su farmacopea
ya que otras sales servían para ese mismo uso.

No obstante, sus sucesores la reintrodujeron de nuevo
cuando descubrieron su eficacia para trata
r la ulceración,
el reumatismo,
la inflamación de los ganglios linfáticos
y los trastornos del hígado.

Después de muchas investigaciones exhaustivas
y de verificar sus teorías mediante la práctica,

Schüssler publicó sus descubrimientos en 1874.

En un principio causó una gran impresión,
pero pronto criticaron su trabajo hasta ridiculizarlo.

Finalmente, el interés por su trabajo desapareció,
pero Schüssler no se dejó desanimar por el rechazo de sus compañeros.
Convencido de que estaba en lo cierto,
mejoró y amplió su método,
al que simplemente llamó “bioquímica”.

AVANCES
Schüssler únicamente prescribió las Sales que él mismo había creado.
Las once pomadas medicinales fabricadas
a partir de las sales no se introdujeron hasta que murió.

Estas pomadas se pueden usar de forma adicional o exclusiva
para tratar problemas de articulaciones o enfermedades cutáneas,
dado que el principio activo finamente pulverizado
suele alcanzar la zona afectada más rápidamente a través de la piel.

Las Sales de Schüssler
pueden utilizarse en otras en forma de compresas o en baños.

Schüssler recomendaba el uso de compresas
para problemas cutáneos como
hematomas, cortes y picaduras de insectos.


Aplicaciones en los OJOS!
Algunas de estas sales tienen aplicaciones concretas en los problemas de los ojos: 

- Ferrum phosphoricum:
 inflamación, ardor, enrojecimiento. Jaqueca, con aversión a la luz. 
Dolor en el globo de los ojos al moverlos. 
Sensación de polvo o arena en los ojos. Orzuelos.

- Kalium chloratum: 
Supuración mucosa, blanquecina, de los ojos. Retinitis. 
Fastidia como si hubiera arena entre los ojos.

- Kalium phosphoricum: 
Debilidad de la potencia visual. 
Estrabismo. Debilidad de los parpados.

- Kalium sulphuricum: 
Catarata. Costras amarilla en los parpados. Conjuntivitis. 

- Magnesium phosphoricum: 
Defectos de la visión, chispas de colores delante de los ojos, 
aversión a la luz, pupilas contraídas, manchas, puntos flotantes delante de los ojos. 
Dolores agudos, cortos, en los parpados. 
Neuralgias sobre ojos, especialmente del lado derecho. 
Sensibilidad al tacto. Alivio con la aplicación del calor.
 Lagrimeo y dolor en los parpados.

- Natrium sulphuricum: 
Color amarillo de la conjuntiva, 
con lagrimeo y ardor en le borde de los parpados.

- Silicea: 
Es un remedio muy importante en las enfermedades del saco lacrimal. 
Orzuelos, blefaritis, quistes en los párpados. 

- Calcium sulphuricum:
 Abscesos en la córnea (Silícea).
 Inflamación de los ojos, con flujo espeso y amarillo. 
Formación de pus en la cámara anterior. 
Conjuntivitis y keratitis flictenular, con hinchazón de los ganglios cervicales.

Dosificación: Consultar con un terapeuta: 
En las enfermedades agudas conviene proporcionar el remedio cada 2 horas
 y cuando es crónica cada 12 ó 24 horas, 
siempre distanciar las tomas según mejoría
 y repetir dosis cuando el producto está produciendo buenos efectos.

Si la primera dosis no produce efecto se repite.
 La dosificación en niños será de 3 glóbulos y en adultos de 6,
 la dilución de las sales deber ser a la 5 ó a la 6 en potencia decimal,
 los remedios deben darse alternando no deben mezclarse en ningún caso.


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