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jueves, 15 de mayo de 2014

Respirando Simplemente Calmamente Atentamente Felizmente Sólo Respirando



El Tao, el camino de la vida a la felicidad.
La respiración taoísta

Se puede vivir dos meses sin comida y dos semanas sin agua, 
pero sólo se puede vivir unos minutos sin aire. 
 [Maestro Hung Yi-hsiang] 

Según los taoístas, 
a nutrición obtenida del aire por medio de la respiración 
es aún más importante para la salud y la longevidad 
que la obtenida de los alimentos y la bebida por medio de la digestión. 
Así como la dieta actúa sobre el equilibrio bioquímico del cuerpo,
 la respiración actúa sobre el equilibrio bioeléctrico. 

Básicamente existen dos tipos funcionales de respiración: 
la limpiadora y la energizante. 

La respiración limpiadora desintoxica el cuerpo y se centra en la espiración. 
La respiración energizante recoge y acumula energía vital, 
y se concentra más en la inspiración. 

Aunque hoy en día la gente no suele prestar mucha atención a cómo respira, 
todo el mundo practica espontáneamente estas dos clases de respiración 
a lo largo del día, 
siempre que las toxinas de la sangre alcanzan un nivel crítico 
o la energía comienza a menguar. 

Así, el suspiro es un ejemplo de respiración limpiadora espontánea, 
pues consta de una inspiración rápida seguida de una espiración larga y forzada. 

El bostezo, en cambio, es un ejemplo de respiración energizante espontánea
una inhalación larga, lenta y profunda, 
brevemente retenida en los pulmones 
y seguida de una exhalación relativamente corta. 

El Qigong (también escrito chi-kung), 
que significa al mismo tiempo ejercicio respiratorio y control de la energía, 
ha sido una rama reconocida de la medicina china desde hace más de 2.000 años. 

Recordemos que la palabra china Qi (o chi) significa aliento y energía, 
además de aire. 
Una de las primeras referencias a esta forma de terapia médica 
aparece en una inscripción encontrada 
en 12 tabletas de jade fechadas a mediados del siglo VI a. de C.: 

Al respirar, hay que proceder de la siguiente manera: 
retener el aliento abajo y dejar que se acopie. 
Cuando se haya acopiado, se expandirá. 
Cuando se expande, se hunde hacia abajo. 
Cuando se hunde hacia abajo, se acalla. 
Cuando se haya acallado, se solidificará. 
Cuando se solidifica, empieza a crecer. 
A medida que crece, es atraído hacia adentro y hacia arriba, 
y llega hasta la coronilla. 

Por arriba, empuja hacia la bóveda del cráneo. 
Por debajo, empuja hacia abajo. 

Quien siga este método tendrá una larga vida. 

La atención mental debe centrarse exclusivamente en el proceso respiratorio. 
Al igual que todos los regímenes taoístas para la salud, 
la respiración se basa en el equilibrio Yin/Yang 
y la armonía de los Tres Tesoros. 

Del mismo modo en que una dieta correcta 
refuerza las reservas de esencia nutricional del cuerpo, 
la respiración correcta refuerza el suministro de energía vital. 

Puesto que aliento y energía forman un puente entre cuerpo y mente, 
la respiración puede ser controlada tanto física como mentalmente, 
y es la única función vital que escapa a la división 
entre el control voluntario y el involuntario. 

Si no se le presta atención, la respiración 
se produce de forma tan espontánea y natural como el latir del corazón; 
cuando es controlada por la mente, 
la respiración se vuelve tan voluntaria como el andar 
y puede utilizarse para regular todas las demás funciones vitales, 
tales como el pulso cardíaco, 
la presión de la sangre, 
el metabolismo digestivo, 
la eyaculación, 
la secreción de hormonas y demás. 

Debido a su posición de bisagra entre el cuerpo y la mente, 
la respiración constituye el elemento más importante de por sí 
en todos los regímenes taoístas para la salud y la larga vida.

Caminando
En los ejercicios respiratorios, 
caminar es el complemento dé todas las posturas estacionarias. 
La respiración profunda 
debe practicarse primero en posición erguida o sentada 
y posteriormente extenderse a todas las demás actividades, 
tales como andar, conducir un automóvil o hacer el amor. 

Caminar es el primer paso en el proceso de aplicación general de la respiración 
a las actividades cotidianas. 

Respirar correctamente 
mientras se camina exige 
una completa atención a lo que se está haciendo, 
lo que viene a representar una especie de meditación en movimiento.
Respirar profunda y regularmente mientras se anda 
es una excelente manera de cultivar la armonía funcional 
de cuerpo, respiración y mente, 
y sirve para mejorar la coordinación física general. 

Cuando se realiza adecuadamente, este ejercicio 
produce una sensación de ligereza y elasticidad, 
como si se estuviera caminando como el viento. 

Así, por ejemplo, 
puede aprovechar la pausa para el café, 
respirando y estirándose
 en la azotea de su oficina o delante de una ventana abierta, 
en lugar de llenarse de azúcar, féculas y cafeína. 

Puede favorecer sus movimientos intestinales 
practicando uno o dos minutos de respiración profunda 
mientras se halla en cuclillas sobre el retrete. 
Puede practicar la respiración mientras lee, 
mientras conduce o mientras hace el amor. 

He aquí un buen consejo para los principiantes perezosos: 
comience con una serie de diez o doce respiraciones lentas y profundas, 
descanse unos minutos y haga otra serie. 

Descubrirá que la segunda serie y las siguientes le resultan mucho más fáciles, 
porque la primera ha hecho que el hígado 
enviara al torrente sanguíneo grandes cantidades de glucosa 
y glóbulos rojos, cosa que energiza todo el organismo. 

Para aprovechar al máximo el tiempo dedicado a la respiración profunda, 
tenga siempre presentes los siguientes puntos básicos: 

- Mantenga los hombros relajados y bajos, y el cuello bien estrado. 
- Mantenga siempre la lengua apoyada en el paladar. 
- Mantenga el pecho bien relajado mediante un ligero encorvamiento de los hombros. 
- Mantenga la columna erguida y perpendicular desde el cóccix a la coronilla, para lo que ha de estirar el cuello y encoger la pelvis. 
- Mantenga el rostro y las manos relajados. 
- Mantenga los Tres Cerrojos aplicados durante la retención. 
- Mantenga el ojo de la mente concentrado interiormente en la región del ombligo. 

[Escritos recogidos del libro: El Tao de la salud, el sexo y la larga vida. 
Autor: Daniel Reid. Ediciones Urano.]


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