Fuente:
http://www.lpi.tel.uva.es/~nacho/docencia/ing_ond_1/trabajos_06_07/io6/public_html/medicina2.html
El Impacto del Sonido en las Células Humanas
A principios de los años ochenta, Fabien Maman
llevó a cabo una serie de experimentos biológicos
en la Universidad de Jussieu en París que demostraron
el impacto de los sonidos acústicos sobre las células humanas
y sus campos de energía.
Fabien observó que al utilizar ciertos sonidos acústicos
las células cancerígenas estallaban
mientras que las células sanas se activaban y fortalecían.
Empleando una cámara Kirlian,
documentó lo que sucedía en los campos de energía
de células humanas sanas al ser expuestas a frecuencias sonoras
de una escala cromática.
Él mismo se sorprendió al descubrir que el color y la forma de cada célula
y sus campos sutiles de energía cambiaban
de acuerdo al tono y timbre de cada nota musical.
Descubrió además, que cuando la célula sentía
"afinidad vibratoria" con cierta nota,
su aura se transformaba y adquiría la forma de un diagrama
con vívidos tonos rosados y azules.
Fabien concluyó que ésta era la "nota fundamental" para esa célula,
y por lo tanto si la persona se "sintonizaba" con ella,
se podría lograr armonía dentro de las células,
el campo de energía de la persona y su entorno.
"El emplear la cámara Kirlian para fotografiar
los campos de energía de las células fue una idea genial.
En esa época, todavía nadie había considerado tal concepto.
En Francia, aún en la década de los ochenta algo así era considerado un milagro,
y ni mencionar el hecho de que un músico,
sin formación científica tuviera la visión
y realizara un experimento/descubrimiento tan extraordinario
como lo fue el demostrar el impacto del sonido sobre las células humanas.
La sociedad médica no consideraba válidas
en ese momento las modalidades "alternativas" o "complementarias" de salud.
Se comenzaba a aceptar que el psicoanálisis así como el masaje
podían contribuir a sanar el cuerpo.
La terapia vibratoria de sonido era simplemente demasiado avanzada para la época. Fabien Maman es sin duda, un pionero en la medicina vibratoria."
Poco después de estas investigaciones,
Fabien conoció al físico francés Joel Sternheimer,
el descubridor de la frecuencia vibratoria de las partículas elementales.
Mucho tiempo antes de que cosmólogos desarrollaran la "teoría de cuerdas"
(string theory), Sternheimer ya estaba haciendo la transposición
de ciertas estructuras moleculares a pautas musicales,
creando la "música de las moléculas."
Sternheimer descubrió que,
cuando había un problema en una estructura orgánica,
las moléculas de esa estructura no vibraban.
Las investigaciones de Maman llegaron a la misma conclusión. Investigando con células humanas Fabien observó que cuando las células cancerigenas eran sometidas a una serie de notas disonantes, estas estallaban en lugar de vibrar.
Ambos, Sternheimer y Maman concluyeron que mientras las células enfermas carecían de flexibilidad y resonancia, las células sanas
vibraban cuando reconocían su "resonancia fundamental".
Inspirado, Fabien comenzó a profundizar en sus investigaciones,
buscando encontrar la conexión entre
el cuerpo físico y los campos de energía.
¿Qué factor impedía que las células cancerígenas vibraran?
¿Sería la causa bloqueos en sus campos de energía?,
¿Por qué las células sanas vibraban más dramáticamente ante ciertas frecuencias? ¿Significaba acaso que reconocían su nota fundamental?
¿Será posible que las células tengan conciencia?
¿Será posible que la vibración sea la clave?
El trabajo de Maman se basa en la teoría de que
la enfermedad primeramente se manifiesta
en el campo sutil de energía (aura).
Se le considera un trastorno parcialmente programado al nacer.
A medida que crecemos y nos desarrollamos,
nuestros campos de energía se contaminan.
Las toxinas, el estrés y discordancias en nuestras vidas,
todo nos impacta.
Igualmente, es a través de los campos de energía
que podemos tener acceso a nuestra esencia,
sabiduría primordial,
nuestro ser superior.
Una vez que nuestros campos de energía están limpios
logramos salud y armonía.
Podemos entonces conectarnos con la esencia de nuestro ser…
nuestro potencial vibratorio.
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