26/11/2014 El Cielo en la tierra. Emilio Carrillo.
El mayor sufrimiento
El enorme caudal de sufrimiento que padece el ser humano
ha sido desde el inicio de su creación como tal,
el mismo con diversas ópticas; ¡vamos!, lo de siempre.
El cargo de tal cuestión ha sido confundido
desde un mismo término que engloban dos conceptos distintos
que pueden llegar a ser opuestos, o parecerlos.
Las batallas, las guerras, los conflictos, las peleas, las discusiones,
los distanciamientos… fueron, y siguen siendo,
la disputa ante la falta de comprensión.
Sí, dicho está, es la falta de comprensión, la no compresión,
el no comprender a la otra parte, contra la que se entra en liza,
lo que ha supuesto, y se mantiene como tal,
en la mayor parte de la humanidad como el sufrimiento extremo
con el que parece no se sabe o acierta a lidiar.
Cuando no se puede comprender, incluso cuando no se quiere comprender,
otra realidad distinta a la propia, es cuando el sufrimiento entra en acción
devorando las entrañas humanas llevándole a cotas extremas
que pueden conducir a la demencia sin fin.
Esta, la mencionada, es una forma de sufrimiento.
Pero hay otras tres más que inflingen irracionalidad
en miles de relaciones humanas,
sean entre dos partes individuales o entre partes grupales.
No obstante,
hay que diferenciar entre lo que es el dolor y el sufrimiento;
sencillamente porque puede confundirse ambos términos.
Es muy sencillo,
el dolor es lo que se experimenta en el cuerpo
mediante una acción externa;
sea el ejemplo de un bofetón, una patada, un corte...
En cambio, el sufrimiento es lo que se experimenta,
de igual modo en el cuerpo, cuando es un producto derivado de la saturación mental;
y sirva de ejemplo que un@ sufra porque creerse en menoscabo de algo externo, como es el hecho de no posee recursos suficientes,
como creerse que no es atractiv@,
el pensar que no sirve para algo concreto en contraposición con otra realidad,
o la simple alteración que se puede producir cuando un@ se siente insultado
por lo que sea… y así muchos más ejemplos.
Vista la diferencia, ya expuesta,
pasemos a los otros tres sufrimientos
causados por eso de la c
uestión de la comprensión.
(1) Existe una ola de nervios e intranquilidad, como mínimo,
cuando un@ no comprende la razón de su existencia,
ni el sinsentido del maltrato a otras personas,
ni la poca lógica de la perversidad,
el asesinato,
el hurto,
las injusticias,
la tiranía…
Pero este sufrimiento se agudiza
cuando no se puede comprender la muerte de su propia prole, o la de sus ancestros,
ni la enfermedad en los seres queridos, ni la ruptura sentimental…
y así muchos más ejemplos.
Otro (2), sería el no comprenderse a sí mism@.
Este es duro, y mucho, pues le hace arrastrarse en una supervivencia
a costa de lo que sea con tal de alcanzar algo de esa posibilidad que se antoja lejana, escurridiza y hasta oculta.
La peor (3), la más desagradable es la de ser un Ser incomprendido por los demás pese a comprenderse a Sí mism@.
Pese a ello, cuando un@ llega al entendimiento de la globalidad expuesta
–en lo interno y lo externo-, ni sufre ni padece,
pues nada importa que un@ no sea comprendido
si Un@ se ha entendido.
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Autor: Deéelij
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Publicado por Emilio Carrillo en 5:40
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