Ángel de la Serenidad
El don de la serenidad viene
cuando hemos sometido nuestras luchas
y abandonado nuestra negatividad.
Es un don que puede tambalearse de vez en cuando,
pero una vez que hemos tenido la experiencia de él
siempre lo querremos en nuestra vida.
Podemos tomar parte en prácticas espirituales y esotéricas
para tratar de alcanzar este estado.
En verdad, la serenidad, como la paz,
está siempre ahí a nuestra disposición
cuando lentificamos nuestras vidas hasta una velocidad
en la que podemos sentir nuestros sentimientos
y sintonizamos con la unidad de la Fuente.
Podemos ofrecer plegarias a este ángel
para que nos dé una degustación de la serenidad,
de modo que podamos hacer las adaptaciones y cambios necesarios
para vivir desde nuestro ser interior.
La serenidad significa abandonar la lucha
y liberar el ego para vivir de un modo verdaderamente congruente
con nuestro Yo Superior.
Podemos orar que alcancemos este estado espiritual,
que significa saber que el universo es un lugar benigno y seguro
y que verdaderamente pertenecemos a él.
Cuando aceptamos nuestra unidad con la Fuente
podemos estar serenos a través de las crisis, cambios y pérdidas.
Esta cualidad nos adviene con una actitud espiritual que reconoce
que todo es como debería ser y que nos hallamos en el lugar correcto,
haciendo la cosa correcta.
Esto significa abandonar actitudes
que se interponen en el camino de ser felices.
También significa abandonar el dolor emocional
que puede conducimos a creer que la vida ha de ser tortuosa o extenuante.
Orar al Ángel de la Serenidad
abre el canal para que esta esencia del amor de Dios
penetre nuestras vidas.
Nos permite vivir a partir de un centro profundo y rico,
no conmovido por las circunstancias difíciles.
Oramos pidiendo ayuda para eliminar los obstáculos a la serenidad
que crean desorden en nuestra vida.
Podemos también pedir al ángel que nos ayude a sentir
que merecemos vivir de un modo sereno,
de modo que nuestro propósito
sea cumplido con facilidad y gracia.
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