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domingo, 20 de septiembre de 2009

El Hombre de Tao

El hombre en el cual el Tao

actúa sin impedimento

no daña a ningún otro ser

con sus actos,

y aun así no se considera

"bondadoso", "manso".



El hombre en que el Tao

actúa sin impedimento

no se preocupa por sus propios intereses

y no desprecia a aquellos

que sí lo hacen.

No lucha por ganar dinero

y no convierte en virtud la pobreza.

Sigue su camino

sin apoyarse en los demás

y no se enorgullece

de andar solo.

Mientras que no sigue a la muchedumbre,

no se queja de aquellos que lo hacen.

El rango y la recompensa

no lo atraen;

la desgracia y la vergüenza

no lo desaniman.

No está buscando constantemente

el bien y el mal,

decidiendo continuamente "Sí" o "No".

Los antiguos decían, por tanto:

"El hombre del Tao

permanece en el anonimato.

La virtud perfecta

no produce nada.

'No-ser'

es 'Ser de verdad',

y el más grande entre los hombres

es nadie."

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